domingo, junio 29, 2025

Tiburón (Jaws) cumplió 50 años, y reflexionamos sobre la marca que el film de Steven Spielberg dejó en el cine.

La novela de Peter Benchley llegó a las manos de los productores Richard D. Zanuck y David Brown de forma independiente. Brown se cruzó con ella cuando su esposa se preparaba para publicar un fragmento en la revista Cosmopolitan (de la que era editora) y, tras leerla en el transcurso de una noche, corrió a comentárselo a su socio que, curiosamente, ya la había ojeado por su cuenta. 

A finales de 1973 compraron los derechos por 175 mil dólares, incluso antes de que saliera al mercado, convencidos de que podría convertirse en una gran película, aunque no midieron las dificultades que traería su rodaje.      

Los productores querían al veterano John Sturges, pero terminaron ofreciéndole la dirección a Dick Richards. Pronto descubrieron que el novato realizador no era el indicado, ya que no paraba de confundir al tiburón con una ballena asesina. Steven Spielberg acababa de terminar su primer largometraje Loca Evasión (The Sugarland Express, 1974) y, con 26 años a cuestas, estaba dispuesto a asumir la tarea: una historia cautivante que tenía muchos puntos en común con Reto a Muerte (Duel, 1971), ya que ambas lidiaban con “estos leviatanes que tienen en su mira al hombre común”.

El director tenía un presupuesto de tres millones y medio de dólares, un cronograma de 55 días de rodaje y la promesa por parte de Brown para hacer todas las películas que quisiera después de terminar con Tiburón (Jaws, 1975).

STEVEN SPIELBERG LUCHÓ CONTRA E.T. 2

Tiburón Banner 1
Universal Pictures

UN COMPLICADO RODAJE

La idea era comenzar la filmación en mayo de 1974 y terminar para finales de junio, y así evitar los contratiempos que podría traer una potencial huelga de actores. El parate nunca llegó, pero el film no estuvo exento de reveses, comenzando por la escritura del guion, cuyos primeros borradores le pertenecían al mismísimo Benchley. Spielberg rechazó cada uno de ellos, ya que quería atenerse al argumento principal y descartar todas las subtramas, enfocándose así en su parte favorita: las 120 páginas que describen la cacería del escualo. Steven también quería personajes menos desagradables, algo de liviandad y un poco de humor para evitar caer en una “oscura cacería marítima”. Su amigo Carl Gottlieb, escritor y humorista, lo ayudó a pulir algunos diálogos, y pronto el trabajo de una semana lo convirtió en el guionista principal, reescribiendo la historia por completo, muchas veces, horas antes de empezar a rodar. 

Los 55 días de rodaje se convirtieron en 159, durante los cuales el joven realizador tuvo que lidiar con las caóticas condiciones de Martha’s Vineyard (Massachusetts), un presupuesto fuera de control, los tiempos impuestos por Universal Pictures y la conducta agresiva de Robert Shaw (Sam Quint), entre muchas otras cosas atribuidas, en parte, a su perfeccionismo y su falta de experiencia. 

“Podría haber filmado la película en un tanque o en un lago protegido en alguna parte, pero no se habría visto de la misma manera. Era ingenuo acerca del océano y la madre naturaleza, y tenía la arrogancia de un cineasta que piensa que puede conquistar los elementos. Era temerario, pero era demasiado joven para saber que estaba siendo temerario cuando les pedí que rodáramos en el Océano Atlántico y no en una tanque de Hollywood”, reconoció con el tiempo.

Pero no hay mal que por bien no venga. Se fabricaron tres tiburones en tamaño real, cada uno con una función específica y un costo de 250 mil dólares. Nunca se lo probó en agua salada, lo que produjo que se fuera a pique el primer día de rodaje. El ‘accidente’ obligó a Spielberg a contar la historia sin su villano en escena: “Lo que no vemos es realmente aterrador”, y así Tiburón se convirtió en una de las películas más terroríficas de la historia, gracias a la conjunción de la parte por el todo y la increíble banda sonora de John Williams.

Por aquel entonces, las grandes producciones se estrenaban en invierno. Universal daba todo por perdido cuando decidió lanzar la película el 20 de junio de 1975, en pleno verano boreal. La campaña publicitaria fue una de las más agresivas de todos los tiempos, al igual que el número de salas en las cuales se iba a proyectar. Así, la aventura del escualo asesino se convirtió en el primer ‘blockbuster’ de la historia moderna, recaudando más de cien millones; además de un modelo que la industria adoptaría para sus próximos tanques pochocleros.

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¿DE QUÉ SE TRATA TIBURÓN?

Las apacibles vacaciones de los habitantes de la pequeña isla de Amity se ven interrumpidas por la tragedia y, posiblemente, por la llegada de un visitante inesperado. Todas las sospechas apuntan hacia un escualo asesino, pero con la temporada a pleno y el inminente arribo de los turistas con motivo de la celebración del cuatro de julio, al alcalde Vaughn (Murray Hamilton) no le interesa sembrar el pánico y obliga al jefe de la policía local, Martin Brody (Roy Scheider), a mantener las playas abiertas. 

El tiempo –y un par de incidentes más que sangrientos– va a probar lo contrario y, al final, el oficial debe hacer equipo con Matt Hooper (Richard Dreyfuss), un oceanólogo experto en este tipo de animalitos, y Sam Quint (Robert Shaw), un pescador bien curtido que se ofrece para salir a cazar y detener a esta terrible amenaza. Los hombres creen llevar la delantera, pero se tienen que enfrentar a un gigantesco tiburón blanco que no les va a dar tregua. 

Algunos datos curiosos

* Shaw y Dreyfuss se lo pasaron discutiendo, lo que resultó en la gran tensión que se ve entre Hooper y Quint.

* Sumando todas sus apariciones, el escualo solo se muestra en pantalla un total de cuatro minutos. 

* Steven Spielberg bautizó al tiburón con el nombre de Bruce, en ‘honor’ a su abogado Bruce M. Ramer. 

* La cicatriz que revela Brody durante la escena del bote no es resultado del maquillaje, sino su verdadera marca de apendicectomía.

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Jefa de redacción. Nolaniana incurable. DC me da y me quita.