martes, abril 16, 2024

Los servicios de streaming están dominando el mundo y abriendo el juego a contar nuevas historias. Pero esta apertura está generando una disminución en el consumo de televisión abierta, que lentamente pierde audiencia, dejando en evidencia que el público necesita ver cosas diferentes. Netflix, Amazon, Hulu, HBO, etc., no temen apelar a la diversidad, representación de minorías y visibilidad en cada una de sus producciones. ¿Podrá suceder lo mismo en las telenovelas?

Durante años (y para muchos sectores de la sociedad todavía hoy), las novelas diarias fueron constructores de modelos, muchas veces de estereotipos y de ideas sociales de cómo debíamos ser, actuar e interactuar. Por eso, muy poco se ha visto de representación LGBT en ellas. Obviamente, hubo algunas historias que vale la pena rescatar, como por ejemplo el romance de Florencia (Violeta Urtizberea) y Jazmín (Julieta Nair Calvo) en Las Estrellas, uno de los proyectos más exitosos de Canal 13 de los últimos años. O el de Bárbara (María José Bello) y Mercedes (Soledad Cruz), de la teleserie chilena Perdona Nuestros Pecados. Sin olvidar la revolucionaria historia de Emma (Malena Narvay) y Juan (Maite Lanata) en 100 Días para Enamorarse.


Pero es ahora cuando realmente se generó una bisagra y nada menos que en la meca de las producciones telenovelescas: México. Aunque el puntapié lo dieron Aristóteles (Emilio Osorio) y Cuauhtémoc (Joaquín Bondoni), la pareja de adolescentes de Mi Marido Tiene Más Familia, el verdadero cambio llegó con Amar a Muerte, producida por Televisa y Univisión, para México y Estados Unidos, dentro de la cual una relación entre dos chicas se robó por completo la atención de los televidentes. Aunque Juliana (Bárbara López) y Valentina (Macarena Achaga) no son el centro de la trama, sin dudas son el eje que la mueve y su historia trascendió fronteras. Rompiendo récords de audiencia gracias al apoyo de la comunidad, Amar a Muerte se convirtió en una sensación mundial en menos de 1 mes, luego del primer beso de “Juliantina” invadiendo toda Latinoamérica, Europa y Asia.


Pero, ¿qué tiene de diferente esta historia de amor? ¿Por qué consiguió una popularidad tan grande? Bueno, es que ya no se trata simplemente de representar o dar visibilidad a las minorías, sino de hacerlo de la manera correcta. Durante mucho tiempo los estereotipos fueron la manera de presentar personajes LGBT dentro de una telenovela, y sus historias siempre contaban con poco desarrollo por no decir nulo y no tenían casi ninguna trascendencia dentro de la trama principal. Pero el romance entre Juliana y Valentina fue construido de una manera admirable por Leonardo Padrón, quien con pequeños detalles consiguió lo que muy pocos han logrado con personajes LGBT: reflejar la realidad. Junto a las actrices, Bárbara López y Macarena Achaga, consiguieron armar una relación que se siente real, genuina, honesta y por sobre todas la cosas, pura. Obviamente, al ser una telenovela mexicana, el drama exagerado dice presente en cada rincón, pero aún dentro de un mundo de narcos, secuestros y transmigración de almas, la trama de las 2 chicas consigue prevalecer y atrapar al público de todas las edades. Y justamente de eso se trata, mostrar una historia de amor que es como cualquiera de las otras que están sucediendo a la par. El hecho de que los personajes sean dos mujeres es simplemente un hecho circunstancial. Claro que el conflicto de la aceptación, la homofobia y la falta de apoyo por parte de quienes rodean a las chicas toma el protagonismo en cierto momento, pero simplemente para dejar en evidencia lo que sucede cuando la sociedad no es capaz de aceptar que el amor es amor, no importa el género. Aún mostrando este gran avance, la televisora censuró algunas de las escenas de los personajes, pero la demanda del público con el apoyo de las protagonistas hicieron que fueran liberadas en la web del Canal de las Estrellas, luego de alcanzar varias tendencias mundiales pidiendo ver las secuencias completas. Aún hoy, cuando la novela terminó su transmisión en México (aún sigue al aire en Argentina y otros países de latinoamérica), los fanáticos de “Juliantina” continúan inundando las redes sociales pidiendo un spin-off centrado en la pareja.


La necesidad de verse reflejados en el cine y la televisión con historias que en verdad retratan el día de día de una persona dentro de la comunidad LGBT o de cualquier grupo minoritario es algo a lo que los medios tienen que empezar a responder. La demanda es cada vez más grande y el público ya no se queda callado, llegaron momentos de cambio y nadie puede girar la cabeza hacia otro lado.

Escritora, community manager y entrevistadora. Fan de Superman, team DC, puede hablar a base de frases de Friends o Los Simpson.