viernes, abril 19, 2024

The Crown y la fina línea entre ficción y realidad.

A lo largo de cinco temporadas, The Crown se convirtió en una de las series más exitosas y premiadas de Netflix, además de una de las más costosas de la plataforma. El drama histórico centrado en el reinado de Elizabeth II, creación de Peter Morgan, siempre tuvo su base en la ficcionalización de los hechos, la obra de teatro The Audience y la película La Reina (The Queen, 2006), también escritas por Morgan. Desde su estreno en 2016, los realizadores se permitieron ‘jugar’ libremente con los acontecimientos que atravesaron estos personajes de la vida real –y real– tan conocidos al ojo público, sin medir la distancia entre la ficción de la pantalla y lo que ocurrió entre las paredes de los diferentes palacios británicos. Pero, ¿hasta dónde se puede llegar (y falsear) en nombre del entretenimiento? 

HABLAMOS CON LESLEY MANVILLE

The Crown no es un documental, es una obra de ficción que dramatiza los sucesos conocidos y ‘especula’ sobre aquello que se dio a puertas cerradas. Las críticas por parte de la monarquía y sus allegados siempre se hicieron escuchar, pero las controversias se intensificaron con las últimas entregas, más cercanas en el tiempo y, sobre todo, con el arribo de la princesa Diana, primero interpretada por Emma Corrin y ahora por Elizabeth Debicki.

No es un secreto que la corona británica fue la gran comidilla de los medios durante la década del noventa, período en que se concentra la última temporada de la serie que llegó a la plataforma el pasado 9 de noviembre. Los responsables del show no podían dejar pasar esta oportunidad para explotar cada conflicto y exacerbar el dramatismo, muchas veces a expensas de la narrativa y una historia más preocupada por el efecto que por el contenido.

“Cuanto más se acerca el drama a nuestros tiempos actuales, más libremente parece estar dispuesto a desdibujar las líneas entre la precisión histórica y el crudo sensacionalismo”, escribió Dame Judi Dench (en una carta al Times), allegada del rey Carlos y la reina Camila, además de una de las tantas detractoras de la serie. La actriz retomó las críticas que hizo el ex primer ministro del Reino Unido Sir John Major –interpretado por Jonny Lee Miller–, y pidió que el servicio on demand agregara un descargo de responsabilidad antes de cada episodio, dejando en claro que se trata de pura ficción. “Ha llegado el momento de que Netflix reconsidere, por el bien de una familia y una nación que ha sufrido recientemente, como muestra de respeto a una soberana que sirvió a su pueblo con tanta diligencia durante 70 años, y para preservar su reputación a los ojos de sus suscriptores británicos”, añadió.

Exagerada o no, nuestra querida M tiene un poco de razón, aunque en la vereda de enfrente se paren el arte y la libertad de expresión. Dench reconoce que The Crown es un relato brillante desde su producción, pero teme que muchos espectadores (en particular fuera de Gran Bretaña) puedan tomar esta versión de la historia como algo totalmente cierto: “Esto es cruelmente injusto para las personas y en perjuicio de la institución a la que representan”.

El pedido de Judi no es algo nuevo y reabre un debate tan antiguo como las imágenes en movimiento. La discusión alrededor de The Crown también se suma a otras recientes representaciones inexactas como la Marilyn Monroe de Rubia (Blonce, 2022), haciéndonos reflexionar sobre las personas detrás de los personajes y dónde se deberían trazar esas líneas imaginarias entre la ficción y la realidad.  

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Jefa de redacción. Nolaniana incurable. DC me da y me quita.