domingo, junio 8, 2025

A 40 años del estreno de Los Goonies, no podemos dejar pasar la oportunidad de celebrar uno de los más grandes clásicos de los 80.

Tras establecer su propia compañía productora –Amblin Entertainment– en 1981, Steven Spielberg empezó a desarrollar diferentes proyectos junto a sus colegas Kathleen Kennedy y Frank Marshall. Después de los éxitos de E.T., el Extraterrestre (E.T: The Extra-Terrestial, 1982) y Gremlins (1984), tomó nota de su trabajo junto a George Lucas e Indiana Jones, y conceptualizó su propia historia sobre un grupo de chicos aventureros en la misma vena de las peripecias del arqueólogo y esos otros films familiares que se convertirían en su marca registrada durante la década del ochenta.

Spielberg le llevó la idea a su nuevo ‘protegido’ Chris Columbus –que ya se había lucido con el monstruito que no debe mojarse– para que le diera forma al guion, y dejó la dirección en manos de su mentor televisivo Richard Donner, responsable de clásicos como La Profecía (The Omen, 1976) y Superman (1978)… pero con muy poca experiencia en esto de lidiar con tanto jovencito debutante. 

Los Goonies (The Goonies, 1985) se volvió una pasión tan grande para Spielberg que no pudo evitar meter mano en cada instancia del proyecto, tanto así que muchos miembros del elenco lo veían como una suerte de codirector. Más allá de que Donner estuvo  firmemente a cargo, y agradeció las colaboraciones de su colega, la relación laboral se volvió bastante complicada y tensa, aunque ese no fue el único traspié con el que tuvo que batallar el veterano realizador: 

“El único tema acerca de trabajar con tantos chicos es que cada noche pienso seriamente en suicidarme”, bromeaba por aquel entonces Richard, cuya paciencia tenía límites acotados. “Individualmente son maravillosos, las cositas más afectuosas que han aparecido en mi vida… pero al tenerlos todos juntos, conseguís un verdadero dolor de cabeza”. 

El director y su productor estrella realizaron un casting abierto para ensamblar este variopinto grupo de amigos inseparables. Corey Feldman (Mouth, el canchero sabelotodo) y Ke Huy Quan (Data, el genio inventor representante de la minoría demográfica) fueron los primeros en unirse debido a su experiencia anterior, pero para el resto fue su soñado debut cinematográfico: Sean Astin (Mikey), el líder improbable; Josh Brolin (el atlético hermano mayor, Brand) y Jeff Cohen como Chunk, el gordito simpático; a los que hay que sumar las miembros femeninas honorarias: Andy (Kerri Green) y Stef (Martha Plimpton). 

El rodaje comenzó en octubre de 1984 en verdaderas locaciones de Astoria (Oregón) y sus alrededores, y terminó en el gigantesco estudio 16 de WB en Burbank (California), capaz de albergar la cavernosa guarida del pirata y su barco; un escenario construido en detalle y a escala real bajo las órdenes del diseñador de producción J. Michael Riva. 

Al elenco se le prohibió echarle un ojo al barquito hasta el momento de filmar la escena reveladora, así el director consiguió una reacción más realista y natural por parte de sus jóvenes estrellas; una táctica que aplicó a lo largo de toda la filmación, que se extendió por más de cinco meses. 

Donner filmó prácticamente de forma cronológica que, sumado a la improvisación, ayudó a los actores a acomodarse mejor en sus roles: “Venían con grandes ideas y yo era el primero en oírlas. Tuvimos mucha improvisación ya que eran capaces de meterse en sus personajes y convertirse en un grupo unido”, contó años después.

Los peques son el alma de esta historia, pero las adhesiones adultas son su gran acierto: Robert Davi (Jake), Joe Pantoliano (Francis) y la siempre maravillosa Anne Ramsey como Ma Fratelli, le agregan la cuota de terror que necesita este tipo de relato, coronado con la presencia del “monstruo de buen corazón”, Sloth, interpretado por el ex jugador de futbol americano John Matuszak.

Los Goonies se estrenó en el verano boreal de 1985, más precisamente el 7 de junio, y a pesar de las críticas encontradas se convirtió en uno de los grandes éxitos de aquel año. También en todo un clásico familiar, gracias a su sentido de unión y amistad, a que se aparta de los clichés, y esa cuota de humor irreverente tan propia de la época. Una película que trata a los chicos de forma creíble y natural, tanto dentro como fuera de la pantalla.  

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¿DE QUÉ SE TRATA?

Mikey, Mouth, Data y Chunk son un inseparable grupo de amigos que se preparan para abandonar sus hogares en un pueblito costero de Oregón; los mismos que un grupo de inversionistas pretenden convertir en un exclusivo campo de golf. La suma de dinero adecuada podría revertir la situación, pero ninguna de las familias puede afrontarlo. 

Todo cambia cuando entre los objetos arrumbados en el altillo, Mikey descubre un antiguo mapa que indica la ubicación del tesoro de Willy ‘El Tuerto’, desaparecido junto a su tripulación en las cercanías: una búsqueda que se convertirá en la última aventura de los “Goonies” antes de despedirse para siempre. Con la ayuda de su hermano mayor y sus amigas, los chicos se internan en las profundidades donde deberán sortear las trampas que el pirata dejó a su paso y a los Fratelli, una banda de peligrosísimos delincuentes que decidió hacer rancho en la entrada a la caverna.      

Algunos datos curiosos

* John Matuszak (Sloth) fue jugador de fútbol profesional y se lo ve con la camiseta de los Oakland Raiders, su antiguo equipo.

* Muchos de los papás de los chicos participaron en la escena final haciendo de sus progenitores.  

* El barco fue construido a escala real. Al terminar el rodaje lo desmantelaron porque nadie se lo quiso quedar. 

* Anne Ramsey abofetea realmente a Robert Davi. Tenía instrucciones de pegarle tan fuerte como pudiera.

* Los murciélagos que aparecen son pedazos de papel crepé arrugados disparados con un cañón de aire.

* Después de conseguir el papel, Jeff Cohen se enfermó de varicela. Igual se apareció por el set por miedo a que lo reemplazaran. 

* Se utilizaron más de 3.4 millones de litros de agua a lo largo de toda la película. 

* El productor Steven Spielberg se dio el lujo de dirigir, por lo menos, una de las escenas del film.

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Jefa de redacción. Nolaniana incurable. DC me da y me quita.