sábado, noviembre 1, 2025

Ciertas películas prefieren mantenerse al margen de la industria y los estándares culturales de su época, y terminan formando parte de un selecto grupo que, con el tiempo, adquiere la condición “de culto”: ya sea por su transgresión social, su formato innovador, una temática demasiado adelantada para su tiempo o por su bajísimo costo de producción, más cercano al cine de clase B o independiente. Aunque la Noche de Brujas ya quedó atrás, siempre es bueno volver a ver o descubrir estos grandes clásicos de culto terroríficos. 

YO DORMÍ CON UN FANTASMA (I WALKED WITH A ZOMBIE, 1943)

Val Lewton puede ser considerado el padre de las películas de terror de bajo presupuesto. De las que produjo para el estudio RKO, allá por la década del cuarenta, se destaca esta estilizada historia sobre muertos vivos, vudú y magia negra, ambientada en una misteriosa isla del Caribe. 

Basada, en parte, en un artículo escrito por Inez Wallace para la revista The American Weekly y en la novela Jane Eyre (de la que toma su estructura narrativa), la película dirigida por Jacques Tourneur fue repudiada por la crítica de su época, pero su tratamiento de lo sobrenatural la convirtió en una de las mejores películas de zombies.

EL ENTE (THE ENTITY, 1982)

No hay nada más escalofriante que una película de terror “basada en hechos reales”, más frecuentes por estos días que cuatro décadas atrás. Es el caso de este controvertido clásico ochentoso que relata las desventuras de Carla Moran (nombre ficticio de Doris Bither, acá protagonizada por Barbara Hershey), una madre soltera californiana que es constantemente atormentada por un ente invisible. 

El director Sidney J. Furie aseguró que, “a pesar de su imaginería extrema, la atmósfera inquietante y la horrenda trama”, no la considera una película del género, sino una cinta de suspenso sobrenatural que evita juzgar a los personajes y a la historia real.  

CUJO (1983)

Este thriller de horror, basado en una de las tantas obras del extenso catálogo literario de Stephen King, consiguió un modesto suceso en la taquilla estadounidense y unas críticas para nada favorables. 

Posiblemente, la historia del San Bernardo rabioso –que se vuelve loco y quiere matar a todo el que se le cruza– no es la adaptación más terrorífica del autor, pero no deja de ser un buen reflejo de los miedos más primitivos del ser humano; además de mostrar las frustraciones de esta ama de casa suburbana protagonista (Dee Wallace), que tiene que hacerle frente a la bestia para resguardar su vida y la de su pequeño hijo.  

PIRAÑA (PIRANHA, 1978)

Tras el éxito de Tiburón (Jaws, 1975) surgieron infinidad de clones y ‘homenajes’ varios de la película de Steven Spielberg. Roger Corman no se podía quedar afuera de semejante tendencia y produjo está parodia clase B, un poquito más bizarra y sangrienta, pero con mucho más humor que sus competidoras. 

Joe Dante es el director responsable de esta historia veraniega que narra las desventuras de un grupo de turistas en un coqueto resort, que terminan convirtiéndose en el alimento preferido  de un cardumen de pirañas carnívoras. 

EL MONSTRUO ESTÁ VIVO (IT’S ALIVE, 1974)

Solo un maestro del cine de terror y ciencia ficción clase B como Larry Cohen podría cranear esta hemoglobínica historia centrada en una parejita que da a luz a una horrenda criatura mutante, con el feo hábito de asesinar cada vez que se le enoja, lo que ocurre con frecuencia. 

Al momento de su estreno fue todo un fracaso comercial, pero tres años después, con una nueva y enigmática campaña publicitaria, se ganó el cariño del público. Como dato curioso hay que destacar que la música estuvo a cargo del gran Bernard Herrmann (colaborador habitual de Alfred Hitchcock) y el maquillaje y los efectos especiales corrieron por cuenta de Rick Baker, en uno de sus primeros trabajos para la pantalla grande.

Jefa de redacción. Nolaniana incurable. DC me da y me quita.